Visto lo visto y pasado el susto inicial podemos decir que algunos artículos valen lo que valen simplemente por la calidad que ofrecen. Pasa y te cuento lo que me pasó hace unos días en uno de mis último reportajes de boda en Granada.
Es uno de los muchos inconvenientes que tiene el fotógrafo de bodas que se dedica a esto. Por un lado hay que tener mucho ojo con donde dejar el equipo de trabajo mientras se trabaja y por el otro, cuidado con los golpes y caídas en situaciones de estrés, que en nuestro caso, suelen ser continuas.
El pasado fin de semana, en mi último fin de semana tuve “por suerte” el segundo problema que comentaba antes. Realizado ya las pertinentes fotos de bodas en casa de la novio, novia, ceremonia civil, reportaje de pareja en exterior y copa de recepción nos disponemos a entrar al jardín donde se celebraría la cena de boda junto con familia y amigos. Yo me adelanté unos segundos pues vi que había un bonito pasillo adornado con flores y velas y cuyo final daba a un corte de cinta donde aguardaba una bandeja con varias copas de Cava y unas tijeras que se utilizarían para cortar dicha cinta. Decidí ir al final de ese pasillo y con un tele objetivo comprimir un poco esa imagen cogiendo parte de esos adornos y luces. Mi compañero utilizaría un encuadre más angular así que yo haría todo lo contrario. Conforme iba caminando de forma rápida decidí hacer el cambio de equipo para no perder tiempo. Sacar una cámara y su lente de la mochila y meter la que hasta ahora tenía en mano la cual tenía montado el flash que aquí muestro. Cuando ya creía que había metido bien el equipo en la bolsa de trabajo…..(pum) aterrizaje no programado. El equipo cayó al suelo llevándose el flash (por suerte) la peor parte al haber caído sobre el. Se hizo tres piezas y aunque como fotógrafo de bodas debería estar preparado para esto he de reconocer que algunos sudores fríos recorrieron mi cuerpo mientras comenzaba a hacer fotos a los novios.
Por suerte, una pieza sólo se había desencajado y la otra partido. Lo bueno es que la electrónica, de momento, no había sufrido daño así que el flash funcionaba perfectamente aunque esa noche ya no podría utilizarlo más. Por suerte, mi compañero disponía de otro con el que seguir trabajando sin problema cuando hizo falta.
Un poco de pegamento extra fuerte para plásticos y como nuevo. Y creedme que el golpe fue bastante grande aunque supongo que el haber caído sobre césped ayudó a no ir a más.
Como decía al principio, a veces nos quejamos de que ciertas cosas son más caras comparándolas con otras que se suponen hacen lo mismo pero a mitad de precio. En situaciones como esta que experimenté te das cuenta del motivo y que como fotógrafo de bodas hay que tener en consideración a la hora de adquirir el equipo.
Espero no hacer más post de estos.
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